La propuesta de Pedagogía Popular o Educación Popular, originada en los trabajos de Paulo Freire, ha evolucionado con el pasar de los años gracias a la práctica popular y comunitaria desde distintos sectores, entre los que se incluyen los feminismos.
La Pedagogía Popular apunta a desarrollar, desde el aprendizaje y la reflexión, una forma más crítica de concebir y estar en el mundo. El principio es que la educación puede y debe estar al servicio de la gente y ser liberadora. No debería buscar adaptar a las personas a la realidad, sino problematizarla. De esta manera, es lógica la conexión que ha encontrado con el movimiento feminista que, lejos de propagar una ideología, lucha por la liberación de las mujeres y otros grupos dejando en evidencia al patriarcado.
Por eso, hemos sintetizado los puntos de encuentro entre la Pedagogía Popular y los feminismos, que han permitido el desarrollo de una serie de experiencias a lo largo de América Latina en los últimos años:
- El empoderamiento
Persiguen el empoderamiento como medio y como fin, entendido como la adquisición de poder y control sobre la situación propia gracias al desarrollo de capacidades.
Las mujeres que se empoderan sobre su sexualidad y empiezan a tomar sus propias decisiones cuando conocen sus derechos y acceden a servicios de salud en sus zonas.
- El encuentro con el colectivo
Generan consciencia en cada persona de que su realidad personal no es aislada y que, en el encuentro con las y los demás, encontrará problemáticas comunes que tendrán explicación desde lo político y social.
Las mujeres que se encuentran en una comunidad, se cuentan sus experiencias y reconocen que viven dificultades comunes.
- La comprensión del mundo desde la experiencia propia
No buscan enseñar a las personas aquello que no conocen, por el contrario, se parte de lo conocido y lo vivido para reflexionar sobre las desigualdades e injusticias desde ahí.
Las mujeres que reconocen en su propia historia de vida las violencias a las que pudieron haber estado expuestas.
- Los valores comunitarios
Promueven la práctica de valores comunitarios, no de individualismos.
Las mujeres que luchan en conjunto por sus tierras.
- La relación entre teoría y práctica
Proponen una relación coherente y clara entre teoría práctica, ni los feminismos ni la Pedagogía popular pueden ser estudiados y desarrollados desde un escritorio. Solo son posibles cuando existe práctica y esta, a su vez, desarrolla la teoría.
Las experiencias de organización de mujeres que se registran y sintetizan con el fin de aportar al movimiento.
- La subjetividad, las emociones
No buscan suprimir la subjetividad ni las emociones en nombre de la racionalidad y de la ciencia. Por el contrario, luchan por condiciones en que las personas puedan desarrollarse de forma integral y sean libres de expresarse en los espacios de forma creativa.
El respeto a los procesos de sanación que pueden ser diferentes en cada mujer.
- La lucha contra la ignorancia
A diferencia de la educación formal y “bancaria”, como la denomina Paulo Freire, la Pedagogía popular, tanto como los feminismos entablan una lucha contra la noción misma de ignorancia, resaltando que nadie es ignorante y que los conocimientos no tienen jerarquía. Pueden ser más especializados o de corte intelectual, pero el conocimiento proveniente de la vida cotidiana es igual de válido.
La mujer que se dedicó al hogar y no tuvo una educación universitaria, no es ignorante ni sus opiniones son menos válidas.
- El desarrollo del lenguaje
Responden continuamente a la necesidad de crear nuevas formas de nombrar la realidad. Cuando se deja en evidencia aquello que se había invisibilizados, es inevitable desafiar también el lenguaje.
Freire, Paulo (2000). Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI. Korol, C. (coomp.) (2007). Hacia una pedagogía feminista: Géneros y educación popular. Pañuelos en Rebeldía.
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